En las consultas pediátricas, los mitos sobre salud infantil no solo persisten, sino que compiten con la ciencia. Las preguntas de las familias reflejan una necesidad urgente: aclarar dudas, explicar mejor y traducir el conocimiento médico en decisiones prácticas y útiles. Con este reto por delante, el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, integrado en la red pública madrileña, celebró recientemente una nueva edición de su “Jornada de Actualización en Pediatría”, un encuentro que, más allá de un repaso de avances clínicos, se ha convertido en toda una declaración de intenciones para optimizar la relación entre los profesionales de la salud y las familias.
Para el Dr. Gonzalo Ares, jefe del Servicio de Pediatría del centro mostoleño, la clave no radica solo en el conocimiento, sino en cómo se comunica. “La Pediatría no puede limitarse a tener razón; tiene que saber comunicar con empatía y claridad”, afirma. Esta filosofía no solo está cambiando la forma en que se abordan casos complejos en ámbitos como la diabetes, la neumología y la reumatología infantil, sino también en el modo en el que los profesionales interactúan con los pacientes y sus familias.
En este sentido, traslada que en Pediatría, a menudo son los pequeños detalles los que marcan una gran diferencia. Explicar correctamente el uso de un inhalador o dar orientaciones claras sobre cuándo introducir alimentos alergénicos puede evitar angustias y preocupaciones, pruebas innecesarias e incluso hospitalizaciones. En Neumología Pediátrica, por ejemplo, persisten mitos como que los corticoides inhalados afectan el crecimiento. “Es fundamental explicar que, cuando se usan correctamente, estos tratamientos son seguros y eficaces; de lo contrario, se corre el riesgo de dejar al niño sin la medicación que necesita por miedo a creencias infundadas”, advierte la Dra. Elena Alonso, jefa asociada del Servicio de Pediatría en el Rey Juan Carlos.
“La Pediatría no puede limitarse a tener razón; tiene que saber comunicar con empatía y claridad”
Del mismo modo ocurre en la diabetes infantil. El impacto de este diagnóstico va mucho más allá del control de los niveles de glucosa, pues afecta a la vida familiar, escolar y emocional del niño. Por ello, insiste que el trabajo conjunto del endocrinólogo y la enfermera escolar es esencial. Detectar la enfermedad de forma precoz, brindar apoyo emocional y enseñar a las familias a manejar la enfermedad son pasos tan importantes como los avances en fármacos.
En el caso de la Reumatología Pediátrica, la pediatra señala que diferenciar entre lo típico y lo atípico puede ser la clave para un diagnóstico temprano, evitandoconsultas sin respuestas: “Reconocer cuándo un dolor articular es un signo de alarma y cuándo no lo es requiere tiempo, observación y, sobre todo, una escucha activa”, añade.
“La Pediatría del futuro debe trascender a los avances médicos; más allá de los tratamientos innovadores, su enfoque debe centrarse en el paciente y su entorno familiar”, y ha de volcar esfuerzos en “saber comunicar el conocimiento de manera clara, empática y comprensible”, ha señalado el Dr. Ares. Por ello, los participantes en esta jornada destacaron la importancia de que los pediatras “aprendan a hablar el mismo lenguaje que los padres y los niños, entendiendo el impacto emocional de un diagnóstico y ofreciendo un acompañamiento integral”. Y es que “la Medicina no es solo ciencia; es también confianza, comprensión y apoyo emocional”, apostilló el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos.
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