Sociedades científicas muestran su compromiso con la prevención del consumo de alcohol y sus consecuencias

Desde diferentes organizaciones han publicado un manifiesto en el que exponen una serie de líneas de acción prioritarias para reducir el impacto en la salud de las bebidas alcohólicas

  • Un grupo de jóvenes consumiendo alcohol en un botellón -

El alarmante impacto del consumo de alcohol en España, situándose como la segunda causa de mortalidad prevenible con cerca de 15.000 fallecimientos anuales y generando una considerable carga de morbilidad asociada a más de 200 enfermedades, muestra la necesidad de una respuesta contundente y coordinada. 

Según datos de la encuesta ESTUDES, el 53,6% de los menores entre 14-18 años han consumido alcohol en el último mes, y se han emborrachado el 20,8% de estos jóvenes. Los datos de la encuesta EDADES informan que, entre las personas de 18 a 64 años, en el último mes han consumido bebidas alcohólicas el 63,5%, y un 16% de este grupo de población han tenido un episodio de “binge drinking” (atracón de alcohol). También señalan que el 10,5% consumen a diario y el 6% tienen un evidente consumo de riesgo, lo que representa el 7,1% de los varones y 4,8% de las mujeres de 15 a 64 años (Test AUDIT ).

Ante esta situación, una serie de sociedades científicas para la prevención del consumo de alcohol y sus consecuencias han expuesto las líneas de acción prioritarias para reducir el impacto en la salud de este tipo de bebidas. En primer lugar, para abordar el problema del alcohol, apuntan que una prioridad es reducir su demanda. Esto se lograría principalmente alineando los impuestos a las bebidas alcohólicas con la media europea, estableciendo un precio mínimo y una tasa proporcional al alcohol, lo que impactaría especialmente en menores y poblaciones vulnerables.

Por otro lado, apuntan como crucial regular estrictamente la publicidad de bebidas alcohólicas en todos los medios, incluyendo el entorno digital y la labor de los "influencers", con especial atención a los espacios donde haya menores. Esta regulación debería extenderse también a las bebidas 0,0 por su potencial evocador. Además, señalan que se debe desarrollar un etiquetado obligatorio en las bebidas alcohólicas que informe claramente sobre su contenido calórico, perfil nutricional y los riesgos específicos para la salud en menores, embarazadas, conductores y en relación con diversas enfermedades, incluyendo el cáncer.

Según datos de la encuesta ESTUDES, el 53,6% de los menores entre 14-18 años han consumido alcohol en el último mes, y se han emborrachado el 20,8% de estos jóvenes

En esta misma línea, destacan la necesidad de vigilar la prohibición del consumo de alcohol en la vía pública, instando a los ayuntamientos a cumplir sus normativas e incluso considerando programas educativos en lugar de solo multas. También recuerdan la importancia de reforzar la vigilancia para alcanzar el objetivo de 0,0 de alcohol al volante.

Para reducir la oferta, mencionan que se requiere una regulación estricta de los puntos de venta, horarios y accesibilidad, protegiendo especialmente a los menores. Asimismo, se deben limitar la visibilidad en comercios y prohibir ofertas agresivas en hostelería, evitando también la publicidad dirigida a jóvenes y la venta de productos infantiles que imiten bebidas alcohólicas. En cuanto a la implementación de programas educativos validados en las escuelas, recalcan que deben contar con la participación de familias y la comunidad educativa y sin la intervención de la industria del alcohol, es esencial para la prevención a largo plazo.

Adicionalmente, destacan que es necesario mejorar la asistencia sanitaria y social mediante el cribado, la formación de profesionales en intervención breve, la promoción de embarazos y crianza sin alcohol, una atención sin estigma a los afectados y una financiación sostenible para programas de reducción de daños. Además, destacan que se debe promover activamente un ocio libre de alcohol, impulsando la creación de espacios y alternativas saludables para jóvenes y familias, normalizando así el no consumo. Finalmente, aseguran que es prioritario invertir en investigación sobre la prevención de los problemas relacionados con el alcohol, la aplicación de sus resultados en políticas públicas y la evaluación del impacto de estas medidas en la salud.

*Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.

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