La eterna pregunta en el mundo del fitness y el bienestar: ¿sirve de algo sudar la camiseta en el gimnasio si luego la recompensa son alimentos poco saludables? La creencia popular de "me lo he ganado" tras una sesión de ejercicio intenso a menudo choca con la realidad fisiológica y los principios de una nutrición equilibrada. Carolina López-Tejero, psicóloga, coach nutricional e instructora certificada, aborda esta cuestión con una perspectiva que equilibra la ciencia y la experiencia personal: "es cierto, pero también es falso".
Su reflexión inicial desmantela la peligrosa mentalidad de que el ejercicio otorga una licencia para el desenfreno alimentario. "Entrenar, por sí solo, no te da carta blanca para comer sin límites o para ‘ganarte’ la comida. Esa mentalidad es una trampa. El movimiento y la nutrición trabajan juntos, no el uno contra el otro. Es en el equilibrio donde ganamos, donde cuerpo y mente se alinean, y donde ocurre el cambio sostenible", afirma López-Tejero, fundadora de Swan by Carolina.
"Entrenar, por sí solo, no te da carta blanca para comer sin límites o para ‘ganarte’ la comida"
Sin embargo, la experta reconoce un punto crucial: la mera acción de comenzar a moverse tiene un impacto positivo inmediato, incluso si los hábitos alimenticios no son perfectos. "Algo sí cambia cuando empiezas a moverte. Te sientes mejor, más fuerte, más conectada contigo misma. Y esa sensación tiene un efecto dominó. Todo empieza con un solo entrenamiento, un solo momento en el que decides honrar tu cuerpo y, poco a poco, tu relación con la comida empieza a cambiar. No desde la restricción, sino desde la conciencia y el respeto propio". Esta perspectiva subraya el poder iniciador del ejercicio en el camino hacia un estilo de vida más saludable.
BENEFICIOS DEL EJERCICIO Y LIMITACIONES SIN UNA BUENA ALIMENTACIÓN
La evidencia científica respalda esta visión dual. Un exhaustivo artículo publicado en Obesity Reviews confirma que la actividad física regular induce mejoras significativas en la composición corporal y contribuye a la reducción de la grasa visceral, un tipo de grasa particularmente perjudicial para la salud. No obstante, el estudio enfatiza que estos resultados se magnifican considerablemente cuando el ejercicio se complementa con una alimentación equilibrada y adecuada a las necesidades individuales. La analogía es clara: el movimiento sin una nutrición consciente es como una danza sin melodía, posible pero menos disfrutable y con un impacto limitado a largo plazo.
Otra investigación relevante publicada en The Journal of Clinical Investigation arroja luz sobre el papel del ejercicio en la pérdida de peso. Si bien el estudio reconoce los beneficios intrínsecos de la actividad física para la salud general, concluye que su eficacia en la reducción del peso corporal se ve significativamente disminuida si no va acompañada de una dieta apropiada. Curiosamente, la investigación también destaca que el ejercicio, incluso en ausencia de cambios drásticos en la alimentación, activa mecanismos cerebrales asociados al bienestar emocional, lo que podría, de manera gradual, influir positivamente en la relación con la comida y las elecciones alimentarias.
EL EQUILIBRIO ES LA CLAVE
Ante esta compleja interacción entre ejercicio y alimentación, la pregunta inevitable surge: ¿en qué debemos enfocarnos primero? Para Carolina López-Tejero, la respuesta es clara: ambos son esenciales, pero sin caer en la rigidez ni la culpa. "Concéntrate en lo que te da alegría. Practica un movimiento que se sienta bien. Elige una alimentación que te sostenga. Busca la energía que alimente tu mejor versión. Practica eso cada día, y todo lo demás caerá por su propio peso. Literalmente".
"Elige una alimentación que te sostenga"
Su enfoque pragmático aboga por encontrar placer en el proceso, tanto en la elección de la actividad física como en la selección de alimentos nutritivos. Al priorizar el disfrute y la conexión con el propio cuerpo, se fomenta una relación más sana y sostenible con el movimiento y la comida, evitando la frustración y el abandono que a menudo acompañan a las dietas restrictivas o a las rutinas de ejercicio impuestas.
Entrenar sin prestar atención a la alimentación no es una empresa completamente inútil. Representa un valioso punto de partida, una puerta que se abre hacia una mayor conciencia corporal y un potencial cambio en los hábitos. Sin embargo, la verdadera transformación, aquella que impacta de manera significativa la salud, la composición corporal y el bienestar general, se produce cuando al movimiento se le suma una nutrición consciente y equilibrada. Es en esta sinergia donde el cuerpo comienza a escribir una historia diferente, una historia de salud, vitalidad y armonía.
*Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.