Especialistas de los hospitales Vithas en la Comunidad Valenciana coinciden en señalar la importancia de realizar un enfoque multidisciplinar del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), una patología compleja, debilitante y de difícil diagnóstico que afecta entre el 0,3% y el 0,5% de la población.
La Dra. Cristina Medrano, reumatóloga del Hospital Vithas Medimar Alicante, define la fatiga crónica o encefalomielitis miálgica como “una patología que se caracteriza por un cansancio extremo, que dura más de 6 meses, interfiere en la vida diaria del paciente, y se acompaña de otros síntomas, como falta de concentración, alteraciones de la memoria o intolerancia ortostática (mareos al pasar de estar tumbado a ponerse de pie)”.
"Es fundamental realizar un abordaje terapéutico multidisciplinar e individualizado, centrado en los síntomas predominantes de cada paciente"
Insomnio, ansiedad,depresión, síntomas digestivos y cutáneos o la aparición de ganglios en zona de cuello y cabeza, son otras alteraciones que pueden experimentar las personas que viven con el síndrome de fatiga crónica.
“Esta patología supone todo un reto para los profesionales por su complejidad de diagnóstico”, afirma el Dr. Alejandro Broch, especialista en medicina interna en el Hospital Vithas Castellón. “Su diagnóstico se hace por exclusión de otras causas susceptibles de producir síntomas similares a los de la fatiga crónica como son enfermedades endocrinológicas, enfermedades autoinmunes sistémicas, patología del sueño, fibromialgia o depresión u otras enfermedades de la esfera psiquiátrica”.
“Ante la coexistencia de síntomas que implican a múltiples sistemas del organismo (nervioso, cardiopulmonar, inmunológico, entre otros), y la ausencia de un tratamiento específico, es fundamental realizar un abordaje terapéutico multidisciplinar e individualizado, centrado en los síntomas predominantes de cada paciente”, explica el coordinador del Servicio de Medicina Interna del Hospital Vithas Valencia Turia, Dr. Koen Jerusalem.
En este contexto, el tratamiento del Síndrome de Fatiga Crónica implica la intervención de diversas especialidades: medicina de familia, como primer punto de contacto y quien coordina el seguimiento de la enfermedad; medicina interna, clave en la valoración global del paciente y en el diagnóstico diferencial con otras enfermedades sistémicas; neurología, por la fatiga mental y los síntomas cognitivos; psiquiatría o la psicología clínica, por la presencia frecuente de trastornos emocionales; cardiología, neumología y endocrinología, para descartar causas sistémicas, y medicina del sueño y fisioterapia / rehabilitación, para diseñar programas de actividad física adaptados y evitar el sobreesfuerzo.
Ante una crisis aguda en estos pacientes, el Dr. Juan Carlos Montalvá, coordinador médico del Centro Médico Vithas Alzira, recomienda realizar “un tratamiento como ansiolíticos del tipo duloxetina junto a tratamientos antiinflamatorios y, probablemente, algún complejo vitamínico que mejore el dolor de las articulaciones, si bien la rehabilitación, los ejercicios regulares y el caminar todos los días también mejora y evita las crisis agudas”.
TRASTORNOS "HERMANOS"
Según el Dr. Jerusalem, “en el abordaje de la fatiga crónica no puede faltar, tampoco, la reumatología, para detectar posibles solapamientos con la fibromialgia”. En este sentido, el Dr. Manuel Valls, coordinador de Medicina Interna del Hospital Vithas Valencia Consuelo, destaca la relación entre ambas patologías, “dos trastornos ‘hermanos’ que comparten síntomas como fatiga, dolor crónico, insomnio, niebla mental y sensibilidad aumentada a estímulos” y que no son excluyentes.
“La diferencia esencial radica en que la fibromialgia se manifiesta principalmente con dolor musculoesquelético, mientras que el Síndrome de la Fatiga Crónica predomina la fatiga incapacitante”
Desde el Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, el Dr. Julián Ruiz Baixauli, responsable de la Unidad de Medicina Interna, insiste en las consecuencias de no atajar los síntomas típicos del Síndrome de la Fatiga Crónica. “La falta de intervención médica puede desembocar en incapacidad para realizar tareas simples al desarrollar fácil fatigabilidad, tanto en el ámbito laboral como en el personal; molestias musculares o articulares ante esfuerzos mínimos, alteraciones del sueño, pérdida de memoria y concentración e, incluso, desvanecimientos por la fatiga extrema”.
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